Odontopediatría en Vigo

Una de las características más llamativas de la actitud de la población general es su creciente concienciación sobre la importancia de la prevención en lo que a la salud bucal se refiere. De la misma manera que la odontología materno infantil es cada vez más importante para la sociedad, revisar también la dentición de los más pequeños desde que nacen debería ser una prioridad.

En efecto, es muy importante que la boca y los dientes, que tanta relevancia van a tener a lo largo de su vida, reciban la atención de nuestros especialistas de odontopediatría en Vigo. Nuestros especialistas están listos para ofrecerles la atención que necesitan, informarles y formarles sobre los cuidados de los dientes y atender a sus hijos con el cariño y dedicación que se merecen.

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Preguntas frecuentes sobre odontopediatría en Vigo

Te presentamos las preguntas frecuentes acerca de la Odontopediatría en Vigo de BASTIDA Clínica Dental.

Antes se decía que lo ideal era revisarlos sobre los 6 años, que es cuando empieza el recambio de dientes en general y salen las primeras muelas definitivas. Actualmente, vamos un paso más allá: ya desde que son bebés podemos ver si tienen algún problema (sobre todo con 

frenillos, que intervienen en lactancia, deglución, habla…) y aconsejar a los papás sobre los cuidados que deben tener. Nunca es demasiado pronto, ya que la prevención siempre es clave para evitar problemas futuros. 

Por norma general, empiezan a salir a partir del 6º mes hasta el 2º año, pero un retraso de hasta 1 año en la erupción es normal. Mientras sigan una secuencia ordenada no hay de que preocuparse, pues cada niño tiene su propio ritmo biológico. 

Al igual que en los dientes de leche, hay una edad orientativa para la salida de los definitivos, y se sitúa en los 6 años. Ahí empiezan a salir las primeras muelas definitivas (que salen en la última posición, sin que ningún diente caiga antes) y los incisivos inferiores. La edad más temprana o más tardía para la salida de dientes no tiene tanta importancia como que aparezcan en el orden correcto. Si se altera la secuencia, es posible que tengamos problemas de espacio.

Si se mueve un diente naturalmente (no porque se haya llevado un golpe) es porque ha llegado su momento de caer. Sí que debemos animar al niño a que se lo quite para que no haya problemas con la salida del diente definitivo: muchas veces erupciona por detrás del de leche sin darnos cuenta, provocando problema de espacio y colocación. En estos casos, tendríamos  que quitarlo si no cae espontáneamente.

Sí, es normal. Los dientes definitivos tienen un margen de salida de hasta un año desde que se cae el de leche. Podemos ayudarles a aparecer comiendo cosas duras o masajeando las encías para ablandarlas. 

Gracias a nuestros tratamientos de odontopediatría en Vigo podemos ver si un niño va a tener muelas del juicio en una radiografía a partir de los 8-9 años, y salen a partir de los 17 años en adelante. Desde que aparecen en radiografía hay que ir controlando su posición y viendo si tendrán espacio en la boca, a lo largo de varios controles.  

La caries no se trata sólo del “agujero” negro que duele o molesta al comer: es una enfermedad de la boca, que aparece por muchos factores (bacterias, tiempo de acción, alimentación, resistencia del organismo…) y representa un riesgo para la salud.  

Cuando un dentista habla de caries va a señalar las lesiones por caries, pero detrás de ellas hay una enfermedad que, como todas, debemos tratar desde su origen para que no progrese.

Cuando nace un diente, este ya está expuesto a la acción de bacterias y ácidos, y es susceptible de tener caries, incluso si es un diente de leche. Por eso es tan importante mantener buena higiene, aunque el niño solo esté tomando pecho o biberón.  

Los azúcares que afectan a los dientes no solo están presentes en las chucherías, sino que aparecen en multitud de alimentos, sobre todo en aquellos catalogados como “infantiles”:  galletas, yogures (bebibles y sólidos), cereales, zumos envasados, salsas, productos procesados y snacks, pan bimbo, productos de pastelería… Además, un alimento también es peligroso por su consistencia (peor cuanto más pegajosa). 

Aparte de tener en cuenta la alimentación, hay otros tres factores que influyen a la hora de tener enfermedad de caries, tanto en niños como en adultos:

  1. La persona: si es más o menos propensa a caries por la estructura de sus dientes, la acidez de su saliva, sus defensas… 
  2. La higiene oral: cuanto peor sea la higiene o más infrecuente, más riesgo de caries.
  3. El tiempo: cuanto más tiempo dejamos una situación, peor se hará.
 

Desde nuestra clínica de odontopediatría en Vigo consideramos que para mantener una boca libre de caries es absolutamente imprescindible tener todos los factores bien controlados, o al menos tres de ellos: una persona que come muchos dulces puede estar sin caries porque su higiene es muy buena y su resistencia también; y al mismo tiempo una persona que se cuide muchísimo puede tener caries comiendo muy pocas “chucherías”.

Como hemos visto antes, la caries no es una enfermedad de un solo factor, por lo que heredar menor resistencia (como puede ocurrir con cualquier enfermedad) no quiere decir que vayamos a tener muchos problemas de boca; hay que tener en cuenta la higiene y alimentación también. 

Consulta a tu dentista e higienista cómo mantener unos buenos hábitos y cómo realizar una buena higiene de la boca, que no depende sólo de cepillarse con pasta y cepillo, sino de cómo lo hagamos, el tiempo que usemos, y si nos ayudamos con algo más (hilo dental, irrigador, cepillos interproximales, etc.). 

Los dientes definitivos están preparados para un cuerpo adulto, por eso en la boca de un niño nos suelen parecer enormes. A medida que el niño vaya creciendo, la diferencia se notará menos.  

Su color es más amarillento por la dentina, que es la capa que hay debajo del esmalte.  En el caso de la dentición adulta, la capa de dentina es más gruesa que en los dientes de leche, por eso la diferencia de color.  

Un sellado es una especie de recubrimiento en los surcos de las muelas definitivas:  consigue que las muelas sean más fáciles de limpiar, previniendo así que haya una lesión por caries. Es un procedimiento que se hace en dientes sanos y en el que apenas se toca la estructura del diente. Se suele hacer nada más salir las muelas. 

Una endodoncia, también conocida popularmente como empaste, consiste en la limpieza y preparación de una zona afectada por caries, que luego se recubre para que no se vuelva a contaminar. En este caso, sí sería necesario modificar (siempre intentamos que sea mínimamente) la estructura del diente. 

Actualmente en niños hay medidas para contener la caries sin casi tocar el diente, aunque cada caso debe ser evaluado por el dentista de nuestra clínica de odontopediatría en Vigo.

Los dientes de leche, igual que los permanentes, pueden sufrir caries también. Una caries puede destruir el diente; provocar infección, dolor o pérdida prematura del diente de lo que se derivan después problemas de ortodoncia…

El niño con caries puede padecer todas estas molestias, necesitando tomar algún medicamento o pasar por algún tratamiento más complicado de lo que podría haber sido un empaste sencillo. Es una enfermedad como cualquier otra, y no dejaríamos a un niño sin tratar un catarro o una lesión en un brazo, por ejemplo. 

Los dientes de leche participan en la alimentación y habla igual que los definitivos, en unas etapas clave para que estas funciones se desarrollen correctamente. Guardan espacio para los que van a reemplazarlos; y tienen una función estética e influyen en la autoestima de los niños, aunque muchas veces le restamos importancia cuando son pequeños. Cuidarlos en las mejores condiciones, hasta que llegue su momento de caer, nos evitará un montón de problemas que vemos en adultos.  

Si no es un diente que vaya a caer pronto, quitarlo siempre será la última opción que intentemos. Antes de eso, una opción mejor (menos agresiva y traumática para un niño) es conservar el diente tratando la lesión de caries.  

Una pérdida temprana de un diente (por caries o por golpes) puede provocar que los demás dientes se muevan y no dejen sitio al diente definitivo, afectando a la manera de morder y a la estética de la boca. En este caso, tendríamos que ver si necesitaría un aparato para mantener ese hueco hasta que salga el diente permanente. 

Cuando un niño sufre una caída o un golpe en el que se ve involucrada la boca o los dientes, es conveniente revisarlo cuanto antes; si es posible, en el mismo día. El dentista evaluará la gravedad del golpe y os dará consejos para los siguientes días, independientemente de si son dientes de leche o definitivos. En algunos casos hay que hacer tratamiento inmediato, y en otros se harán con el paso de los días. Un traumatismo hay que valorarlo a largo plazo, haciendo un seguimiento con radiografías. 

Si estamos en el momento del accidente y encontramos el trozo que se ha roto, podemos guardarlo (sin limpiarlo ni tocarlo mucho, eso ya lo hará el dentista si es necesario) en un medio de conserva antes de que pase una hora. Lo mejor es guardarlo en suero, leche desnatada o agua, para evitar que se deseque. En ocasiones, los dentistas podemos aprovechar ese fragmento para volver a pegarlo y que el resultado quede más natural.

En nuestra consulta de odontopediatría en Vigo siempre intentamos conectar con padres y niños para hacer de la visita al dentista algo sencillo y llevadero. Utilizamos todas las herramientas y técnicas: peluches, dibujos animados, hablar con el paciente, enseñarle y explicarle todo lo que vamos a hacer… Todo con el único objetivo de crear un ambiente cómodo, de confianza. 

En casa, la mejor ayuda es restar importancia a la visita para que no la tomen como algo desagradable. Evitaremos mencionar nuestras malas experiencias en el dentista, regañar o amenazar (“si no te lavas bien los dientes, te llevo al dentista para que te pinchen”), decir palabras “prohibidas” (doler, pinchar, clavar, arrancar, etc.), mentirle (“no vamos a ir al dentista, vamos al parque”) o explicar demasiado la visita (“te van a poner una inyección que va a doler un poquito solo”) para evitar que su mente imagine cosas que no van a suceder.

La realidad que vemos en la consulta es que los niños que no vienen con expectativas negativas previamente, muchas veces no se enteran del tratamiento y no son conscientes de lo que realmente están haciendo, por lo que para ellos no es una mala experiencia. 

Si el niño tiene alguna duda antes de venir, lo mejor es decirle que nosotros se la responderemos en la visita, para no entrar en contradicciones con el dentista, y que ambos quedemos a sus ojos como “mentirosos”. 

Nos gusta fomentar la independencia y la confianza de los niños, y está más que comprobado que su actitud cambia dependiendo de la persona que está con ellos. Necesitamos, para seguridad y buena marcha del tratamiento, que escuchen nuestras indicaciones y creen un vínculo de confianza, y a veces resulta complicado si ellos están pendientes del acompañante. 

En ocasiones, los padres (por sus propias malas experiencias en el dentista) proyectan sus nervios sin darse cuenta sobre los niños: se pueden escapar frases del tipo “qué mal lo paso yo en el dentista”, “una vez me hicieron una cosa que me dolió un montón”; pueden mostrarse ansiosos a la hora de hacer un tratamiento a su hijo (con el tono de voz, la expresión de la cara, buscando contacto sin que el niño lo pida).

Nunca vamos a impedir que un padre o madre pase a consulta. Si así lo desea, el acompañante en el gabinete debe servir como presencia tranquilizadora y neutra, ofreciendo su apoyo (cuando el dentista o el niño lo pida) desde la confianza y la seguridad, evitando reflejar tensiones. Si el niño está nervioso y el padre también, para el dentista es complicado estar pendiente de los dos mientras realiza el tratamiento.

En BASTIDA Clínica Dental en Vigo estamos disponibles para solucionar todas tus dudas. Haz tu consulta sin compromiso.

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