La disfagia es un trastorno que afecta la capacidad de tragar de manera adecuada, generando dificultades que pueden ir desde una leve molestia hasta complicaciones graves en la alimentación y la salud general. Aunque muchas veces se asocia a patologías neurológicas, la disfagia también guarda una relación directa con la salud bucodental, pues los dientes, las encías, la lengua y la musculatura orofacial juegan un papel fundamental en el proceso de masticación y deglución.
En nuestra clínica dental de Vigo, entendemos que la disfagia no solo compromete la capacidad de alimentarse correctamente, sino también la calidad de vida de quienes la padecen. Una persona con disfagia puede experimentar pérdida de peso, desnutrición, infecciones respiratorias y un impacto emocional importante debido a la dificultad para realizar un acto tan cotidiano como comer o beber.
Por ello, resulta esencial conocer a fondo qué es la disfagia, cuáles son sus causas, síntomas, tratamientos y, sobre todo, cómo la higiene oral y la atención odontológica adecuada pueden contribuir a prevenir complicaciones. Es el momento de exponerte toda la información sobre la disfagia desde una perspectiva integral, con especial atención a su relación con la salud oral, para que pacientes y familiares tengan a su disposición información útil y clara.
Contenido
Qué es la disfagia
La disfagia es un trastorno que dificulta el paso de alimentos y líquidos desde la boca hacia el estómago. No se trata de una enfermedad en sí misma, sino de un síntoma asociado a múltiples condiciones médicas y funcionales. El origen de la disfagia puede estar tanto en problemas estructurales como en alteraciones neurológicas o musculares que impiden un correcto control de la deglución.
El proceso de tragar, conocido médicamente como deglución, consta de varias fases: la fase oral (masticación y formación del bolo alimenticio), la fase faríngea (paso de alimentos hacia la faringe) y la fase esofágica (descenso del bolo al estómago). La disfagia puede presentarse en cualquiera de estas etapas, siendo especialmente relevante la fase oral, donde intervienen directamente los dientes, las encías, la lengua y los músculos faciales.
Existen dos grandes tipos de disfagia:
- Disfagia orofaríngea: dificultad en el paso de los alimentos desde la boca hasta la faringe.
- Disfagia esofágica: obstrucción o estrechamiento en el esófago que dificulta el tránsito hacia el estómago.
Los pacientes con disfagia suelen describir la sensación de que los alimentos “se quedan atascados”, tos o atragantamiento al comer, o incluso dolor al tragar. Estos síntomas, aunque puedan parecer menores, requieren atención médica y odontológica, ya que comprometen la seguridad y la salud del paciente.
Desde el punto de vista dental, la disfagia puede estar relacionada con alteraciones en la mordida, pérdida de piezas dentales, prótesis mal adaptadas o enfermedades periodontales que afectan al control del bolo alimenticio. Por eso, la atención odontológica especializada puede marcar la diferencia en la evolución de este trastorno.
Relación de la disfagia con la salud bucodental
La salud bucodental desempeña un papel fundamental en la prevención y el manejo de la disfagia. La boca es la puerta de entrada al sistema digestivo, y cualquier alteración en dientes, encías o lengua puede repercutir directamente en la capacidad de masticar y tragar.
En pacientes con pérdida de piezas dentales, el proceso de trituración de los alimentos se ve comprometido, lo que dificulta la formación del bolo y aumenta el riesgo de atragantamientos. Asimismo, las prótesis dentales mal ajustadas pueden causar molestias, llagas o falta de estabilidad, lo que limita la eficacia de la masticación y agrava la disfagia.
La xerostomía (sequedad bucal) es otro factor relevante en la disfagia, ya que la saliva es indispensable para lubricar y facilitar el tránsito del bolo alimenticio. Enfermedades como la periodontitis, las caries extensas o incluso una higiene oral deficiente también incrementan el riesgo de disfagia, pues afectan la función normal de la boca.
Es recomendable en los pacientes con disfagia realizar revisiones periódicas para evaluar el estado de la cavidad oral y adaptar posibles soluciones, como:
- Ajuste de prótesis dentales.
- Tratamiento de infecciones o inflamaciones.
- Recomendaciones de higiene oral específicas.
- Coordinación con logopedas y médicos especialistas.
La relación entre disfagia y salud bucodental es estrecha y bidireccional: una boca sana facilita la deglución, mientras que una boca enferma puede agravar significativamente el cuadro.
Causas de la disfagia
Las causas de la disfagia son múltiples y abarcan desde problemas estructurales hasta enfermedades neurológicas. Algunas de las más frecuentes incluyen:
- Alteraciones neurológicas: enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer, la esclerosis múltiple o los accidentes cerebrovasculares afectan el control muscular necesario para tragar.
- Enfermedades musculares: distrofias musculares o miastenia gravis, que reducen la fuerza de la musculatura orofacial y faríngea.
- Problemas estructurales: tumores en la cavidad oral, cuello o esófago, así como estenosis esofágicas (estrechamientos).
- Complicaciones odontológicas: pérdida de piezas dentales, prótesis mal adaptadas o infecciones orales que impiden una masticación adecuada.
- Reflujo gastroesofágico: puede causar inflamación y estrechamiento del esófago.
- Edad avanzada: el envejecimiento conlleva cambios en la fuerza muscular y en la producción de saliva, lo que aumenta la incidencia de disfagia en personas mayores.
También es importante destacar el papel de ciertos tratamientos médicos, como la radioterapia en cabeza y cuello, que puede dañar las glándulas salivales y provocar sequedad, o cirugías que alteran la anatomía de la boca y la faringe.
Las causas odontológicas suelen estar infradiagnosticadas, aunque influyen significativamente en el bienestar de los pacientes. Por ello, es clave un abordaje multidisciplinar que incluya odontólogos, logopedas y médicos.
Síntomas de la disfagia
Los síntomas de la disfagia pueden variar según la gravedad del trastorno y la fase de la deglución afectada. Entre los más habituales destacan:
- Dificultad o dolor al tragar (odinofagia).
- Sensación de atasco de alimentos en la garganta o el pecho.
- Tos o atragantamiento al comer o beber.
- Regurgitación de alimentos no digeridos.
- Pérdida de peso involuntaria y desnutrición.
- Cambios en la voz, como ronquera tras comer.
- Infecciones respiratorias recurrentes, producto de la aspiración accidental de alimentos o líquidos hacia los pulmones.
En el ámbito odontológico, un paciente con prótesis mal ajustadas puede presentar molestias al masticar, lo que deriva en un proceso ineficaz y aumenta la sensación de disfagia. Además, la falta de saliva puede generar una dificultad añadida, pues el bolo no logra deslizarse con facilidad hacia la faringe.
Un aspecto fundamental es que muchos pacientes tienden a adaptar su dieta para evitar los síntomas, optando por alimentos blandos o líquidos. Si bien esta es una medida de alivio, también puede esconder el problema y retrasar el diagnóstico de la disfagia.
En BASTIDA Clínica Dental, insistimos en la importancia de identificar estos síntomas de forma temprana, ya que la disfagia no tratada puede tener consecuencias graves, desde neumonías aspirativas hasta desnutrición severa. Reconocer los signos iniciales es clave para buscar atención especializada cuanto antes.
Tratamientos para la disfagia
El tratamiento de la disfagia depende de la causa subyacente, la gravedad de los síntomas y las condiciones generales del paciente. Entre las opciones más utilizadas se encuentran:
- Rehabilitación logopédica: ejercicios específicos para fortalecer los músculos implicados en la deglución y mejorar la coordinación.
- Terapia odontológica: ajuste de prótesis dentales, tratamientos de caries o enfermedades periodontales y corrección de alteraciones en la mordida.
- Medicación: en casos de reflujo gastroesofágico o infecciones, los fármacos ayudan a controlar la inflamación y reducir molestias.
- Modificación de la dieta: adaptación de la textura de los alimentos y líquidos para facilitar el paso seguro hacia el estómago.
- Intervenciones médicas o quirúrgicas: colocación de dilatadores esofágicos, cirugía de tumores o tratamiento de estenosis.
En muchos casos, pequeños ajustes odontológicos mejoran notablemente la calidad de vida del paciente con disfagia, permitiéndole recuperar confianza y seguridad al alimentarse.
La clave de la disfagia está en el diagnóstico temprano y en la personalización del tratamiento, ya que cada paciente presenta características y necesidades diferentes.
Consejos para la disfagia
Además de los tratamientos profesionales, existen consejos prácticos que pueden mejorar la vida diaria de los pacientes con disfagia:
- Comer en un ambiente tranquilo, sin distracciones.
- Tomar bocados pequeños y masticar lentamente.
- Mantener una postura erguida al comer y permanecer sentado al menos 30 minutos después.
- Evitar alimentos secos o difíciles de tragar, como pan duro, frutos secos o carnes fibrosas.
- Preferir alimentos con texturas blandas, cremosas o semisólidas.
- Hidratación constante, priorizando líquidos espesados si es necesario.
- Revisiones odontológicas periódicas para garantizar una correcta función de la cavidad oral.
- Ejercicios recomendados por logopedas para fortalecer músculos de lengua y garganta.
En BASTIDA Clínica Dental destacamos la importancia de integrar estos consejos con una adecuada higiene oral, pues la acumulación de placa bacteriana puede aumentar el riesgo de infecciones y empeorar la disfagia.
Importancia de la higiene bucodental en la disfagia
La higiene bucodental es crucial en pacientes con disfagia. La acumulación de restos de alimentos en la cavidad bucal, debido a la dificultad para tragar, favorece el desarrollo de bacterias que pueden derivar en infecciones como neumonías aspirativas.
Un paciente con disfagia necesita rutinas de limpieza adaptadas:
- Cepillado después de cada comida con cepillos suaves.
- Uso de enjuagues sin alcohol que no irriten la mucosa.
- Higiene de prótesis dentales y revisión de su ajuste.
- Hidratación de la mucosa oral para evitar sequedad.
En BASTIDA Clínica Dental, asesoramos a los pacientes y a sus cuidadores en técnicas de higiene específicas, ya que una boca sana no solo previene enfermedades, sino que también mejora la eficacia de la deglución.
La relación entre disfagia e higiene bucodental es bidireccional: una mala limpieza empeora el trastorno, mientras que una boca cuidada puede reducir el riesgo de complicaciones graves.
Conclusión sobre la disfagia
La disfagia es un trastorno complejo que impacta en la alimentación, la salud general y la calidad de vida de los pacientes. Su abordaje requiere un trabajo conjunto entre especialistas médicos, logopedas y odontólogos, pues la boca y la salud bucodental desempeñan un papel esencial en el proceso de deglución.
En BASTIDA Clínica Dental creemos que la prevención y el cuidado oral son fundamentales para manejar la disfagia de manera efectiva. Un diagnóstico precoz, la corrección de problemas dentales y la adopción de rutinas de higiene específicas pueden marcar la diferencia entre una vida limitada por la dificultad para tragar y una experiencia alimentaria más segura y satisfactoria.
La clave está en no normalizar los síntomas y buscar atención profesional desde las primeras señales. Con un tratamiento adecuado y hábitos saludables, los pacientes con disfagia pueden mejorar significativamente su bienestar.