Ortodoncias

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¿Qué es la Ortodoncia?

La ortodoncia es una rama de la Odontoestomatología que se ocupa del estudio, prevención y corrección de las alteraciones del desarrollo, las formas de las arcadas dentarias y la posición de los maxilares, con el fin de restablecer el equilibrio morfológico y funcional de la boca y la cara y mejorar la estética facial, existe relación entre la posición de las piezas dentarias y el resto del conjunto formado por los maxilares y la cara, por eso, es imprescindible conocer cómo se acoplan normalmente entre sí, pues la meta hacia la que se dirige el ortodoncista es el ensamblaje armónico de todas ellas. En nuestro centro el especialista estudia la propia naturaleza que cada individuo presenta para buscar la funcionalidad óptima y a su vez la estética intentando mejorar el aspecto del paciente.

Hay tres tipos de ortodoncia actualmente: Ortodoncia removible. Ortodoncia fija. Ortodoncia invisible.

Ortodoncia Removible

Este tipo de ortodoncia se usa mayormente en niños, en muchos casos su finalidad es la de corregir alteraciones de la respiración, degluciones atípicas…etc. Generalmente son una primera fase del tratamiento ortodontico puesto que estos aparatos (que son de fácil colocación y los niños aprenden a colocarse los aparatos solos) son corregir principalmente esqueléticos, para expandir los maxilares, para lograr espacio para futuras piezas permanentes, alinear los dientes, cerrar mordidas abiertas, entre otros ejemplos. Nuestro ortodoncista recomienda la primera visita a partir de los 7años porque a pesar de que es una edad prematura para colocar dicha aparatología, si tener controlado el proceso de evolución nos permite prevenir problemas futuros que con catorce años ya no podremos solucionar puesto que esta aparatología debe de colocarse en edad de crecimiento (entre los 8 y 11 años)

Ortodoncia Fija

La aparatología fija nos ayuda a corregir anomalías de la posición dentaria o de los maxilares mediante la colocación de los brackets (pueden ser metálicos o cerámicos que imitan el color del diente y que es la parte pasiva de tratamiento) y el alambre que puede ser de diversas aleaciones (la parte activa del tratamiento). El bracket es la parte del aparato fijo que va pegado al diente y donde introducimos los alambres. Este tipo de tratamiento puede ser combinado a su vez con aparatos maxilares que se apoyan en el paladar o en otras partes de los elementos pasivos y así ejercen la fuerza necesaria para realizar el tratamiento de ortodoncia. Para conseguir un resultado óptimo, nuestro especialista coloca de forma meticulosa la banda y el brackets cementados sobre todas las piezas y estos están entrelazados mediante sofisticados arcos que logran movimientos en los dientes de acuerdo con el plan de tratamiento elaborado. En muchas ocasiones es necesaria la utilización de elásticos intermaxilares, que, debidamente enganchados donde se señale, proporcionan la presión necesaria para mover dientes y maxilares hacia sus posiciones correctas. Los elásticos o gomas intermaxilares, tendrán que utilizarse el número de horas que nuestro especialista indique, de no hacerlo así, puede alargar el tiempo del tratamiento e incluso no alcanzar su mejor resultado.

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Preguntas Frecuentes

Depende de la naturaleza de la maloclusión (oclusión defectuosa de los dientes superiores sobre los inferiores), aunque el tratamiento preventivo debe comenzarse cuanto antes. En este sentido, los padres no tienen que decidir cuándo empezar, sino han de dejar esta responsabilidad en manos del ortodoncista.

La erupción de estos primeros molares permanentes es de gran importancia, pues, además de ser piezas definitivas, sirven de guía para la colocación correcta de todas y cada una de la que saldrán más adelante. Su protección y conservación, por tanto, resulta fundamental.

Para este tratamiento resulta imprescindible la visita al dentista al menos a los siete años de edad, para decidir si es preciso un tratamiento de ortodoncia, y asegurar que todas las piezas dentarias encajarán exactamente en el lugar correspondiente y de forma correcta, en el momento más favorable del crecimiento del niño.

Aunque hay que insistir en la importancia del tratamiento precoz o en la adolescencia, lo cierto es que cada vez son más las irregularidades de este tipo que se tratan con éxito en los adultos. Los tratamientos en pacientes adultos suelen realizarse en colaboración con otras ramas de la Odontología. No existe razón alguna para que una persona adulta renuncie a plantearse la posibilidad de un tratamiento de ortodoncia actualmente, con las avanzadas técnicas de que disponemos y en un entorno social en donde se da gran importancia a la presencia personal.

Debemos ser conscientes de que los tratamientos de ortodoncia tienen sus limitaciones, las cuales deberán ser compensadas de la manera más efectiva. Ya se ha comentado a este respecto que en Ortodoncia cada caso es único y diferente y, por tanto, cada tratamiento correctivo deberá ajustarse a esas características individuales. En casos de deformidad extrema resulta necesario combinar la ortodoncia con la cirugía. El ortodoncista recomendará entonces la participación de un cirujano bucal o maxilofacial para, conjuntamente, elaborar el plan de tratamiento que proceda.

En términos generales, el tratamiento es completamente indoloro. Durante los primeros días el uso de los aparatos puede resultar algo incómodo y molesto, molestias que desaparecerán una vez que la persona se haya acostumbrado a ellos; sin embargo, si persisten habrá que consultar al ortodoncista.

Durante el tratamiento deberán mantenerse muy limpios los dientes y los aparatos de ortodoncia. Estos aparatos no provocan caries; antes al contrario, algunos de ellos (los fijos, por ejemplo) protegen las partes cubiertas del diente gracias al cemento, que actúa como sellador. Lo que sí pueden hacer es facilitar que los restos alimentarios queden atrapados, y por consiguiente se forme placa bacteriana, que atacará al diente y producirá descalcificación. Es preciso evitar que esto ocurra cepillando los dientes y aparatos hasta que queden perfectamente limpios por lo menos tres veces al día.

Hay que cepillar todas las superficies: delante, detrás, encima y debajo de los alambres y, sobre todo, en la unión del diente con la encía. Es preciso mantener siempre limpios los dientes y aparatos en la línea de las encías, o de lo contrario éstas se inflamarán y dolerán, dificultando el cepillado. Cepillarse los dientes después de cada comida es la única manera de prevenir la formación de placa bacteriana y caries. A continuación es necesario enjuagarse. Si se han cepillado bien, dientes y bandas se mantendrán brillantes.

Todo lo contrario. Son el instrumento con que cuenta la Odontología para corregir la maloclusión. Gracias a ellos es posible mejorar no sólo el estado de los dientes, sino también el de las encías y huesos maxilares. Lo que sucede es que los aparatos fijos por su diseño, favorecen la retención de alimentos y, por tanto, habrá que extremar el cuidado y la limpieza de los dientes.

Cuando esto ocurre, el resto de las piezas dentarias tiende a desplazarse para ocupar el lugar que ha quedado libre. Si la pérdida afecta a un molar, por tanto, es aconsejable colocar un aparato llamado “mantenedor de espacio”, con el fin de que el diente permanente que ha de venir tenga su sitio reservado. El profesional decidirá cuándo y qué clase de aparato debe utilizarse.

A los seis o siete años de edad comienzan a aparecer los primeros dientes permanentes, que sustituirán a los de leche. Un retraso moderado no debe ser causa de alarma, aunque sí motivo de consulta al dentista. En este caso se hará una radiografía para comprobar el estado del sucesor permanente. Si está próximo a salir, lo mejor es extraer el diente temporal.

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